Texto colaborativo de la Sociedad Psicodélica
Una de las primera preguntas que tenemos que hacernos cuando nos queremos adentrar en una experiencia psicodélica debería ser: ¿Para qué quiero vivir una experiencia así? ¿Qué estoy buscando? Estas preguntas nos ayudarán a entender el enfoque que le deberíamos dar a la experiencia (lúdico, terapéutico, autoexploración…). Ante estas preguntas, hay multitud de respuestas, la mayoría muy válidas. Para entender mejor mi relación con los demás, para estar más conectado con la naturaleza, para conocer mi sombra, para entender por qué estoy abusando de alguna sustancia, para buscar aquellos aspectos que me impiden alcanzar la felicidad…
Todas estas preguntas, en las que debemos indagar y meditar antes de tomar cualquier psicodélico, nos ayudarán a establecer una guía o anclaje a la que podremos recurrir durante el viaje para sacar el máximo provecho a la experiencia.
Antes de tomar cualquier tipo de sustancia, es importante tener en mente si hay cualquier neurodivergencia que pueda afectar a la experiencia, así como el consumo de fármacos antidepresivos, ansiolíticos, o si hay algún familiar con historial de esquizofrenia o bipolaridad. Si no estamos seguros de ello, la recomendación sería empezar con una dosis umbral para ver cómo reaccionamos y qué efectos desencadena en nosotros.
Al principio se recomienda estar acompañado por una persona experimentada, tripsitter, amigo de confianza, chamán, o terapeuta experimentado en el uso de psicodélicos, que nos pueda asesorar y guiar durante la experiencia. Asesórate bien sobre los riesgos potenciales antes de tomar ninguna sustancia. Si bien los psicodélicos tienen mucho potencial de sanación, también son potencialmente retraumatizadores debido a la intensidad de la experiencia.
También es relevante conocer aquellos aspectos relativos a la sustancia en sí, como la duración media de la experiencia, la dosis recomendada (con 1 gr de setas psilocibes tendremos una experiencia muy suave, aunque un 1 gr de LSD puede ser suficiente para más de 10.000 personas), la forma de administrarla o aquellas características propias de cada sustancia: si produce nauseas, sueño, la duración de la experiencia…
Una vez tenemos la información relativa a la sustancia y el motivo principal por el que vamos a adentrarnos en la experiencia, podríamos hablar del ya conocido set and setting. El set, son aquellos aspectos comentados en el primer párrafo, el paisaje interno, a los que añadiría nuestra predisposición, estado anímico, voluntad de cambio, expectativas… El setting, sería todo lo relacionado con el entorno, aspecto muy importante para tener una experiencia positiva. Es indispensable conocer todos aquellos aspectos que pueden modular el set and setting aunque siempre habrá detalles que escapen a nuestro control y soltarlos también es parte de la experiencia psicodélica.
En cuanto al set:
Podemos plantearnos qué área específica queremos trabajar, cuál es nuestra intención, (¿Qué esperamos de la experiencia?) así como tener en mente que cualquier cambio viene de dentro, y que las sustancias psicodélicas son catalizadores de procesos internos y nos ayudarán a comprender aspectos que ya están dentro de nosotros pero que por diversos motivos, no hemos tomado conciencia de ellos. Debemos reflexionar y analizar aquellos aspectos que deseamos cambiar, conocer o aprehender. Durante la experiencia psicodélica nos enfocaremos en aquellas actitudes deseadas para facilitar una mejor comprensión o desencadenar un cambio respecto a ellas.
En cuanto al setting:
Se recomienda elegir un ambiente cómodo y seguro en el que no sintamos ningún tipo de amenaza. Lo ideal sería un ambiente que conozcamos y en el que nos sintamos familiarizados, puede ser por ejemplo un bosque por el que ya hayamos pasado. Idealmente, la naturaleza y ausencia de ruidos hacen que la experiencia sea más llevadera. No queremos que el lugar sea conocido para que los apegos o recuerdos del lugar no influyan demasiado ni concurrido. La presencia de personas desconocidas puede ponernos en alerta y desencadenar un mal viaje. Idealmente, deberíamos dejar el móvil o cualquier distracción que nos pueda alejar de la experiencia.
Recordad siempre tener agua cerca para manteneros hidratados, materiales mediante los que expresar cualidades artísticas, como papel y bolígrafo para escribir o dibujar o instrumentos de música así como una playlist ad hoc para la experiencia. Si no tienes ninguna, te recomendamos la realizada por la Univerisdad John Hopkins para sesiones con psilocibina. También es recomendable tener comida ya preparada para poder tomar, idealmente fruta, y algo de abrigo. Es muy común experimentar frío especialmente al inicio de la experiencia.
En la experiencia psicodélica, la vida se despliega desde un estado alterado de conciencia. Para que la navegues con total comodidad, practica pedir lo que necesites en cada momento. No tengas vergüenza ni te sientas mal por ello. Tanto si cuentas con la figura de un tripsitter o profesional como si son tus amigos los que te acompañan, busca silencio si así lo deseas, pide que alguien te acompañe si quieres moverte y no quieres estar solo… comparte abrazos si te apetece tener contacto físico y en general deja que tu cuerpo se exprese, tiemble, llore, ría y aprovecha al máximo esta experiencia catártica para drenarte de energía estancada que muchas veces aflora en forma de emociones o todo tipo de experiencias somáticas curiosas. Siempre y cuando respetes la experiencia de los demás, deja ir tanto como sea necesario y estate atento a tus necesidades.
Se recomienda encarecidamente no tener ningún compromiso el mismo día de la experiencia, así como el día después, para poder integrar la experiencia.
Una vez finalizada la experiencia puede que llegue una de las cuestiones más difíciles, la integración. En ella recapacitamos sobre lo que hemos vivido o experimentado, qué sensaciones nos ha producido, qué aspectos hemos visto sobre nosotros que no conocíamos y un largo etcétera. Desde la Sociedad Psicodélica, damos apoyo para integrar tus experiencia psicodélicas. Esta parte final es muy importante si quieres mantener a largo plazo los aprendizajes obtenidos o poder comprender y ordenar las sensaciones o pensamientos que se han experimentado durante la experiencia.
No debemos subestimar la intensidad de un viaje psicodélico y lo que aflora en él. Puede que el cuerpo necesite tiempo, espacio y silencio para procesar las emociones. Correr a atender una actividad tras una experiencia psicodélica, especialmente si esta ha sido difícil, puede que deje la experiencia por concluir y que las emociones causen cierta disregulación que persista en el tiempo.
Hablar sobre lo vivido basta para llegar a comprender e integrar las enseñanzas, sin necesidad en la mayoría de los casos de que un gurú o terapeuta nos explique nada. Cuando verbalizamos lo que nos ha pasado, le damos sentido por el mero hecho de compartirlo, de la misma forma que escuchar y atender a otras experiencias también nos ayudará a comprender mejor la nuestra. Muchas veces, resonamos con las experiencias de los demás y nos sentimos identificados con ellas, por lo que cuando compartimos y nos abrimos a los demás, nos abrimos un sinfín de posibilidades para nuestra mente y alma.
La experiencia psicodélica es algo difícil de explicar, solo puede ser vivida. Mediante un uso consciente, con respeto y con amor, usando las herramientas que la naturaleza nos da, nos puede ayudar a vivir de una forma más plena.
Espero que estos consejos os ayuden a tener una experiencia satisfactoria y que encontréis aquello que anheláis.